¿Por qué me gusta este cuento?
Cuando empecé a leerlo me pareció que estaba ante la reina del cuento de Blancanieves. Y sí, claro ¡si hasta la princesa se llama Neigefleur (flor de nieve) como Blancanieves y se la llevan unos enanos en un cofre de cristal!
Pero tras unas líneas, la cosa va tomando otro color. Un color tétrico, el color de un terror no ya tan infantil. Pero se anuncia como un cuento navideño, un cuento para la Noche de Reyes. Y las cosas no cuadran.
Me gusta toda esa mezcla. Y me gustan las buenas reinterpretaciones de viejas historias. Y, leyendo, he descubierto que Lorrain era un simbolista y que el Simbolismo era el lado oscuro del Romanticismo.
Creo que la atmósfera de este cuento es realmente opresiva y que, en mitad de ella, la aparición de los reyes magos y la mágia blanca que aportan, reflejan el triunfo del bien sobre el mal. Nunca había visto tan claro el poder benéfico de esa noche mágica. Ahora, la noche de reyes, es más especial para mi.
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