Comienza el Curso del Océano

 “-Ama usted el mar, capitán.

-¡Sí! ¡Lo amo! ¡El mar es todo! Cubre las siete décimas partes del globo terrestre. Su aliento es puro y sano. Es el inmenso desierto en el que el hombre no está nunca solo, pues siente estremecerse la vida en torno suyo. El mar es el vehículo de una sobrenatural y prodigiosa existencia; es movimiento y amor; es el infinito viviente, como ha dicho uno de sus poetas. (…) El mar es el vasto receptáculo de la naturaleza. Fue por el mar por lo que comenzó el globo, y quién sabe si no terminará por él. En el mar está la suprema tranquilidad. El mar no pertenece a los déspotas. En su superficie pueden todavía ejercer sus derechos inicuos, batirse, pelearse, devorarse, transportar a ella todos los horrores terrestres. Pero a treinta pies de profundidad, su poder cesa, su influencia se apaga, su potencia desaparece. ¡Ah! ¡Viva usted, señor, en el seno de los mares, viva en ellos! Solamente ahí está la independencia. ¡Ahí no reconozco dueño ni señor! ¡Ahí yo soy libre!” 

Veinte mil leguas de viaje submarino. Julio Verne

Este curso viajaremos a bordo del Nautilus, veremos el mar a través de los ojos del Capitán Nemo, descubriremos continentes, tesoros escondidos y especies fascinantes de la mano del sabio y curioso Aronnax y su ayudante Consejo, y aprenderemos de los conocimientos prácticos del arponero Ned.

Pero, ¿vemos nosotros el mismo océano que miraban estos hombres desde los ventanales acristalados del submarino hace más de 150 años?

Entonces no existía un continente de desechos plásticos, ni las corrientes marinas estaban afectadas por el calentamiento global, ni el cambio climático y la explotación de los recursos ponían en peligro la supervivencia de una gran cantidad de especies y ecosistemas.

¿Qué pensaría el capitán si siguiera viajando aún por las profundidades? ¿Se sentiría enfadado y decepcionado por cómo estamos tratando su amado mar, o  esperanzado y orgulloso por tantos hombres y mujeres que trabajan, investigan, exploran y divulgan para concienciarnos de la importancia de devolver a los océanos su aliento puro y sano?

Quién sabe, quizás podamos preguntárselo nosotros mismos